lunes, diciembre 14

De las cosas que me conmueven:

Vale aclarar, que a mí, me conmueven muchas cosas.
Demasiadas talvez, pero ahora quiero contar una que vale un poquito más la pena.
(No como esa vez que Quino dejó de escribir para la revista Viva y me largué a llorar, no.)


Estábamos el otro día en el super con mi papá.
Nos ubicamos en una de las cajas con menos cola, adelante nuestro había una señora, bastante mayor. Luego de ponernos detrás de ella, se dio vuelta y empezó a conversarnos. Daba la impresión de ser esas personas que viven solas, se sienten solas, que tienen las palabras guardadas en el pecho, y salen bien rapidito cuando tienen ocasión. Nos contó que, efectivamente vivía sola, en un departamento. Empezó a hablar de sus hijos, del clima, de su perro, de lo caras que están las cosas. Nos pidió que le cuidáramos sus cosas, que se iba a comprar un turrón, por que al final si había traído un billete que pensaba que no.
Al volver, continúo la charla, y nos contó que ella tenía 80 años, que se había casado a los 20, y que su marido había fallecido hace ya 30 años. Que era un hombre muy bueno con ella, un muy buen padre, que todas las noches ella habla con él, por que sabe que él la acompaña. Y de repente, entre la sonrisa por un buen recuerdo, la señora comenzó a llorar y nos dijo:
"Hay cosas que uno nunca se olvida, no?. Menos si son buenas."